Será mejor que no lo cuentes
"El vídeo se hizo viral en pocas horas. Aquella noche, todos los informativos del mundo abrirían con las imágenes que habían corrido como la pólvora por redes sociales, convirtiéndose en trending topic. En pleno Times Square, turistas y neoyorquinos permanecían inmóviles como estatuas, sin despegar la mirada de las gigantescas pantallas de neón. En breves instantes, todos los aeropuertos del mundo mostrarían en sus pantallas las mismas imágenes sincronizadas, subtituladas en multitud de idiomas.
En los bares de Madrid, Tokio o Estocolmo, la música se apagó y los clientes, cerveza en mano, se arremolinaron frente a los monitores, ansiosos por asistir a la retransmisión global del vídeo del que hablaba todo el mundo. Las cabeceras de los noticiaros dieron paso al fin, al unísono, frente a millones de espectadores, a la declaración más escalofriante televisada jamás (...)"


Un verano invencible
"Olvido Montalbán no tiene la culpa de que haya muerto tanta gente a su alrededor. Aunque en días como hoy, le resulta difícil no cuestionar sus decisiones.
Olvido no cree en Dios, ni en el karma, ni en ninguna de esas gilipolleces. Pero cuando se ve enfundada en un hábito de novicia, cubierta de sangre, sosteniendo a un recién nacido en una mano y una pistola humeante en la otra, digamos que su escala de convicciones se reajusta. Como mínimo, se abre a la remota posibilidad de que alguna fuerza más allá de la playa de La Concha haya podido intervenir para sacarla con vida del tiroteo en el que se ha visto envuelta tan solo unos minutos antes.
La agente de la Ertzaintza Ainhoa Gorbea, por el contrario, tiene mucha fe. Una fe ciega en disfrutar de una guardia tranquila, como suelen ser las de los jueves por la noche, donde en su comisaría no se escucha ni el vuelo de una mosca. Si acaso, el zumbido de la máquina de café haciéndole coros al fluorescente del techo, que ronronea y parpadea con el único fin de romper un poco la monotonía. Por desgracia, los planes de Ainhoa de aligerar la noche con un maratón de Netflix saltan por los aires (junto al vaso de café) cuando aquellas dos monjas agonizantes, como recién salidas de una película de Tarantino, irrumpen inesperadamente en la comisaría de Ondarreta (...)"